contabilidad aplicada… 354 días, 22 horas, 8 minutos

No podía dar crédito tras una auditoría urgente en mi teléfono por cuestiones de economía de espacio en su memoria  y en la mía propia, 1677 fotos capturadas en exactamente 376 días, más de 2000 veces disparado con un clic (se me ocurre  que no están todas pues unas cuantas las borré) y …si se trata de todos los mensajes enviados que no son sólo un clic, no, mejor no lo digo, adelanto que superaba generosamente en número a las fotos.

Recordé que días atrás ya me sorprendí cuando el mecánico me recordó la cantidad de km. que había recorrido con mi coche en un añito.

Me dió que pensar unos días … y mientras aún  procesaba todas estas cifras, supe de un estudio interesante, curioso, y frustrante la mayoría de veces, los usuarios nos pasamos una media de 120 horas, es decir, unos 5 días de un año de nuestra vida  esperando a que el ordenador se encienda, se abran aplicaciones, cargando y descargando archivos…

Más que pensar…

Tarifas planas que nos tientan con  minutos inalcanzables  hasta que un día descubrimos que tenemos tanto que decir que nos son insuficientes e incongruentemente pensamos ¿Tanto habré hablado?¡Imposible!

Sucede que los números son muy efectivos para despertarnos de aletargamientos inconscientes o no, de acciones premeditadas o actos reflejos que realizamos cotidianamente y mientras no los contabilizamos pasan desapercibidos bien por exceso  o por defecto.

Inevitablemente vino a mi memoria el relato “el Buscador” de Jorge Bucay, interesante cuento que resumo en su principio y transcribo en su final.

“Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador. Un buscador es alguien que busca, no necesariamente que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe lo que esta buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda..”

En su búsqueda, un poco antes de llegar a un pueblo, se detuvo a descansar en un bello paraje salpicado de piedras blancas que resultaron ser lápidas con una inscripción “Abdul Target, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 dias” “Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas,”Después de leer una tras otra las inscripciones se acongojó pensando que era un cementerio de niños, todas similares apenas sobrepasaban los once años de vida. El cuidador del cementerio al verlo tan apesadumbrado,

“Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
-No, ningún familiar -dijo el buscador- ¿que pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad?, ¿porque tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿cual es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos !
El anciano se sonrió y le dijo: -Puede usted serenarse, no hay terrible maldición. Lo que pasa que tenemos una vieja costumbre, le contaré. Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella, a la izquierda, que fue lo disfrutado a la derecha, cuanto tiempo duró el gozo, conoció a su novia, y se enamoro de ella ¿cuanto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, una semana, ¿dos?, tres semanas y media?
Y después…la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuanto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?… ¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo?, ¿y el casamiento de los amigos?, ¿y el viaje mas deseado?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un pais lejano?, ¿cuánto tiempo duró el disfrutar estas situaciones?.
Asi vamos anotando cada momento que disfrutamos, cada momento. Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba, porque ése es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido.”

Umm… para pensar… ahí lo dejo…

se puede traducir

juzNo deja de sorprenderme el comportamiento humano, en ocasiones me resulta muy complicado entender aunque comprenda, y aún así cuánto duele no entender…
La intriga de lo desconocido nos puede producir más desasosiego que la verdad más dura e implacable
Hace tiempo aprendí a no juzgar y a dejar las deliberaciones y sentencias en manos de la vida, hace tiempo, me enseñaron a perder el temor a ser juzgada, superé la teoría no así la práctica.
Época de desencuentros, en la que la comunicación a través del mismo canal la mayoría de veces brilla por su ausencia, aprendemos a interpretar diferentes signos, presumimos de hablar varios idiomas y de entender o hacernos entender que no comprender.
No hay ningún traductor de comportamientos conocido, ni en Google, que nos pueda trasladar el por qué éste, ese , aquel o aquella hizo esto o actuó de esa manera, y si nuestra impaciencia es tanta que no podemos esperar y deseamos una  interpretación simultánea del propio individuo y éste se hace ininteligible, no es necesario ir muy lejos, resulta que el traductor se encuentra dentro de nosotros mismos, es un programa de traducción que se llama EMPATÍA, muy útil en la mayoría de los casos si se sabe utilizar inteligentemente dándole el significado dentro de contexto adecuado y no literalmente., sólo requiere grandes dosis de interés y práctica, mucha práctica.
Cuando alguien juzgue tu camino, préstale tus zapatos
Cuando vayas a juzgar a alguien, cálzate los suyos y recorre su camino

Hoy puede ser un gran año

Pasado ya el ecuador de enero, las buenas intenciones para estos próximos meses están en auge y que no decaigan! Personalmente nunca he creído en los propósitos maravillosos para el año nuevo, esos que funcionan con un … a partir del día uno empiezo… creo en la consecución de los días y en que cada día que empieza es una nueva oportunidad para que sea mejor y que con cada amanecer, amanecen nuestras ilusiones y se suceden esa suma de momentos, buenos o malos, que hacen que ese día sea único y que nos hacen sentir que estamos vivos y… por qué no? Tan vivos que incluso en algunas situaciones deseamos morir.
Como decía Joan Manuel » Hoy puede ser un gran día» así que… y por qué no? Hoy puede ser un gran año!